Revisado y actualizado – Referente al artículo anterior que publicara con el nombre, innovando en grafología
Una mirada distinta en la interpretación grafológica
Primero que nada, debo dejar en claro que la escritura como reflejo condicionado aprendido, es una manifestación del inconsciente, o por lo menos, y siendo algo temerario en la reiteración de conceptos, una respuesta automatizada aprendida.
Esta acción escritural se debate entre aspectos conscientes (como ser la elección de un modelo escritural, y otros aspectos formales) y aspectos inconscientes (el impulso o expresión motriz resultante), que la escuela alemana de Robert Heiss clasificaba como imagen de la forma e imágen del movimiento o Ludwig Klages clasificaba como ritmo y compás.
Desde una óptica gestaltica, toda acción se debate entre el consciente y el inconsciente, “el perro de arriba y el perro de abajo”.
El resultado es la escritura propia y personalísima de cada individuo. De aquí que hayan aspectos que se puedan modificar a “elección” pero otros, la gran mayoría, llamados por los peritos calígrafos como idiotismos o aspectos gráficos idiosincrásicos, no son ocultables y aparecen aunque la persona no quiera.
Gran parte de lo que hacemos y somos parte del inconsciente, como decía Freud, “El yo no es amo de su propia casa”, y la escritura no escapa a esto.
Ahora bien, a que viene nuestro planteo?
Premisas de la interpretación
Generalmente cuando se estudia la escritura, enfoque está dado al comportamiento del sujeto y sus distintas manifestaciones. En el entendido de que habitan varios personajes en nosotros, (ya sean las 9 tipologías de Berne, 9 eneatipos si seguimos una estructura por eneagrama etc), generalmente se busca determinar cual de todos esos personajes aparece más frecuentemente y cuales le secundan y así sucesivamente…. Todo con el fin de poder predecir el comportamiento ante distintas noxas (tal como proponía el modelo conductista de Watson), pudiendo llegar incluso a las patologías acorde esos “síntomas” manifestados.
Pero lo que me motiva en esta instancia es lo que Carl Gustav Jung llamó como las “Sombras” y que tienen su sede exclusivamente en el inconsciente, y que según Freud se liberaban a través de los sueños “mezclado” con los residuos de lo vivenciado durante la vigilia. Es decir, esas “sombras” del inconsciente, tampoco en los sueños se presentan puros, por lo que debían ser correctamente interpretados, un aspecto que generaba muchas dudas.
Tal vez Rafael Shermann, y Honroth fueron los que más se acercaron a esa puerta de acceso al inconsciente reprimido, con la innovación de la Grafología emocional y el lapsus calami y que ellos asemejaban al lapsus linguae del que nos hablaba Freud, como uno de los accesos al inconsciente junto con los sueños.
Sin embargo, de sobra está decir que la interpretación del lapsus calami carece de toda validez si no estamos frente a la persona y le preguntamos por los sentimientos y emociones que le vienen a la mente con esa palabra que notamos escribió de alguna manera distinta o diferente al resto. Es decir, no interpreta el grafólogo sino la persona, y esa interpretación a su vez puede estar teñida de los propios bloqueos que el individuo tenga, por lo que nuevamente la puerta de acceso al inconsciente se nos cierra.
Reflexionando sobre esto me pregunto entonces, de qué manera podemos acceder al inconsciente reprimido, dónde se encuentran “las sombras” del individuo, es posible hacerlo a través de la grafología?
Se puede acceder al inconsciente reprimido?
El aparato psiquico – La primera tópica de Freud
Para responder a esto debemos primero entender bien la primera tópica freudiana sobre el aparato psíquico y ver cómo podemos atravesar ese aparato psíquico.
Por un lado, el individuo es un cúmulo de pulsiones o energía libidinal (deseos, pasiones, energía física y psíquica) que se encuentran en el inconsciente y que necesita liberar al exterior.
Sin embargo muchas de estas pulsiones, las llamadas “Sombras”, no son aceptadas por el consciente y son rechazadas. En otras palabras, se trata de deseos que no son válidos para el individuo.
Los mecanismos de defensa
Esto genera una tensión que el individuo necesita liberar, por lo que va a transformar esa energía o pulsión, en algo válido para el consciente y que finalmente sea admitido y pueda exteriorizar. Esto da lugar a los diversos mecanismos de defensa del cual ya hablaremos con mayor profundidad en otra oportunidad, pero que simplificando, no sería otra cosa más que la transformación del deseo pulsional, por un comportamiento admitido por el consciente.
Puede la grafología acceder al inconsciente reprimido?
Ahora bien, de qué manera podemos, a través de la escritura, acceder a ese inconsciente, a esos deseos reprimidos, a esas sombras?
Puede la grafología, llegar a saber cuál es el deseo reprimido?
La primera idea que me viene a la mente es que sí, pero al igual que en la interpretación de los sueños que hace Freud, habría que depurarlos.
Pero profundicemos al respecto.
Las contrariedades gráficas
Lo primero que debemos hacer al interpretar una escritura es resolver las posibles o aparentes contrariedades gráficas (ver teoría de las resultancias en la interpretación grafica aquí)… Pero… y si no?
Si en lugar de resolver las contrariedades gráficas, las analizaramos tal como se nos presentan?
Recordemos que ya no tratamos de deducir su comportamiento o su personalidad (Ver modelo de elaboración de informes grafológicos aquí) sino acceder al inconsciente, negado por el consciente.
Nos preguntamos si no será ahí, en la contradicción gráfica dónde esa tensión se hace presente?
El ejemplo
Entendamoslo con un ejemplo:
Supongamos que tenemos una escritura de dimensión grande e invertida.
Acorde a la teoría de las resultancias esto podría ser un signo de narcisismo o también se me ocurre que podría llegar a ser un indicio de paranoia, claro, siempre y cuando los demás signos lo corroboren.
Ahora bien, esta visión que proponemos, nos lleva a dejar de lado uno u otro caso.
Nuestra visión
Observamos aquí una contrariedad gráfica, la escritura grande nos habla de extraversión, orgullo, necesidad de mostrarse y exhibirse, y la escritura invertida en su noción aislada nos habla de intraversión, repliegue, inseguridad en el contacto.
No es acaso la escritura grande una manifestación del movimiento, del Ello, del Sistema Niño, etc, un residuo de la fase oral tolerada por el consciente? (tolerada en cuanto que es movimiento expresivo, no reprimida por la forma en terminos de R. Heiss)
Y no es acaso la escritura invertida un reflejo de la represión, de la censura, del rechazo al contacto por parte del mismo consciente, quien deliberadamente eligió hacerlo así? (como expresión de la forma siguiendo la escuela alemana).
Si aceptamos la tesis que sostenemos, diríamos que esa persona tiene una necesidad de contacto que es reprimida y censurada por el consciente, y esa sombra, que genera una tensión interna, emerge al consciente “disfrazada”, – Mecanismo de defensa – de orgullo y vanidad.
Que implicaría este modelo interpretativo?
Lo primero es distinguir que trazos nos hablan de represión y cuales de liberación, un énfasis en la dicotomía movimiento-forma, del ritmo y el compás, y hasta de la desigualdad metódica morettiana si se quiere. Pero también y fundamentalmente implicaría un cierto regreso al maestro Michón. Y digo bien, cierto regreso, porque lo que hacemos es reinterpretar a Michón y modificar algunas nociones.
El regreso a Jean Hippolitte Michón
El signo fijo
Por un lado volvemos a valorar los signos gráficos como signos fijos.
No negamos la teoría de la resultancia, pero consideramos que para aplicar este método debemos mantener la interpretación fija y abstracta del signo gráfico con prescindencia de los demás, por lo menos en aquellos que se presentan como contradictorios.
Los signos opuestos se anulan
Por otro lado, entendemos que esos signos que se presentan como contradictorios, se anulan tal como estipulaba Michón, sólo que no los debe anular el interprete, sino que debemos entender que quien los anula en su conducta es la propia persona. Hasta aquí, nos basta con comprender este apartado, sin hacer aún interpretación alguna.
La ausencia del signo gráfico
Y finalmente, nos obliga a considerar aquellos signos gráficos no exteriorizados, es decir, la ausencia del signo gráfico. Esto es en tanto que lo que se nos presente sea un signo gráfico reprimido, es decir, derivado de la categoría forma.
El regreso a Honroth y Shermann – reinterpretando la grafología emocional
Ahora bien, antes de terminar, al principio habíamos estado hablando de Shermann y Honroth, como aquellos autores que, en apariencia más se habían acercado a la puerta de acceso al inconscientepuro del aparato psíquico tal como lo había concebido Freud y fundamentalmente Jung.
Desde esta metodología analítica e interpretativa, el accidente gráfico, la excepción, adquiere una nueva dimensión.
Ese único trazo inclinado entre todos los trazos invertidos, ese ovalo abierto entre todos los óvalos cerrados, esas excepciones aisladas, que al día de hoy se desprecian por no presentarse en cantidad suficiente para ser tenido en cuenta, ese trazo que por ser único en su especie no llega a ser parte de un rasgo de personalidad, y que desde mi fuero más íntimo, siempre me cuestioné que esto sea así, pasa ahora a tener una implicancia mayor, pues debemos preguntarnos, sino será una filtración de ese inconsciente que busca emerger, que está queriendo salir.
Y no entramos a analizar el contenido como se pretende desde la grafología emocional y que como decíamos, para ello debemos valernos de la interpretación que le dé el propio escritor, sino como un reflejo emocional, como un verdadero lapsus linguae al que refería Freud, que emerge del inconsciente irrumpiendo en el consciente sin su debido permiso, su exteriorización o manifestación gráfica.
Avances en la práctica
Osadamente he puesto en práctica esta teoría interpretativa en el tratamiento de la grafoterapia y, aunque debo admitir que no son muchos a los que atiendo, las respuestas que he recibido por el momento han sido sorprendentemente gratificantes.
Conclusión
Esto por el momento no deja de ser una mera teoría, que aún no ha pasado los cánones de prueba suficiente para considerarla de científica, aunque tampoco lo es la teoría del aparato psíquico a pesar de que ya nadie discute la existencia de un consciente, un subconsciente y un inconsciente. Quiero dejar bien en claro, que no contradice ni se opone a ninguna escuela grafológica, sino que aportaría una nueva mirada grafológica.
He observado también que esta teoría podría apoyarse y sustentarse desde la visión de la neurociencia y podría explicar algunos casos curiosos que me han tocado analizar en el pasado, fundamentalmente desde la pericia caligráfica y el uso de la tableta digitalizadora en relación al cambio de firmas que sufrió una persona, pero ambos serán motivos de análisis más profundos en el futuro.
Expectativa
En post de avanzar y mejorar en la grafología, de un grafologo a otro, me gustaría que me dejaras tu opinión y tu crítica a esta teoría, también si ya la habías leído o escuchado en algún otro sitio, un fraternal abrazo.