Fuerza de progresión y resistencia

El ritmo vital – facultades de exteriorización

La forma interactúa y controla el movimiento para producir el grafismo.

Recordemos que el movimiento es una expresión de la energía vital del individuo, se vincula a la exteriorización de sentimientos, impulsos y emociones. La forma es la expresión de la asimilación de un modelo gráfico y se vincula a la asimilación de las normas sociales y convencionales que pautan la forma que se expresan los sentimientos, impulsos y emociones.

Resulta entonces que la relación movimiento y forma es reflejo del ritmo vital del escribiente; ritmo vital en el sentido de manifestación de vida, de espontaneidad, autenticidad, originalidad, por el juego entre liberación de sentimientos, impulsos y emociones y la adecuación a las normas sociales y convencionales.

Es reflejo entre otros ejemplos de:

  • Estados anímicos (alegría, tristeza, enojo, serenidad, etc).
  • Autenticidad
  • Originalidad
  • Extraversión o intraversión

La armonía – adaptación

La presión se plasma en un soporte que es el espacio donde se desarrolla la acción escritural. No hay presión sin no hay un espacio en el cual se pueda escribir. En el espacio es que se exterioriza la presión.

La relación presión espacio es una relación del accionar del sujeto y el ambiente. Se vincula pues a la asimilación del entorno y su forma de actuar en él.

Será reflejo entre otros ejemplos de:

  • Egoísmo o generosidad
  • Don de mando o sumisión
  • Sociabilidad o antipatía
  • Independencia o dependencia
  • Trabajo independiente o en equipo

La energía vital

El movimiento es liberación de energía en fuerza de progresión; la energía está en forma potencial en el sujeto y se expresa exteriormente con el desplazamiento de la mano. El movimiento escritural es inconscientemente determinado; el foco de atención del escribiente no está puesto en el movimiento en sí mismo, sino en la conducción del movimiento para poder producir una letra, una palabra. El movimiento se produce ante la presencia de un estímulo que provoca ejercer una acción determinada. Es así que a través del movimiento se expresan los sentimientos y pulsiones innatas del sujeto escribiente, que reacciona ante un estímulo.

La presión es liberación de energía en fuerza de inscripción; la energía está en forma potencial en el sujeto y se exterioriza en los trazos que hacen visible el movimiento en el soporte escritural. La presión se expresa de manera consciente, es la exteriorización de la intención de querer plasmar trazos en el soporte. La presión refleja la exteriorización de las intenciones del sujeto escribiente.

Resulta entonces que movimiento y presión son, respectivamente, liberación inconsciente (reacción ante un estímulo) y consciente de energía (toma de consciencia de la reacción).

Resistencias, bloqueos a la exteriorización

La forma es control del movimiento, es la resistencia consciente o voluntaria (de la mente) a la energía que se quiere liberar.

El espacio o soporte escritural ofrece resistencia a la presión. Se trata de una resistencia externa que no depende de la voluntad del sujeto escribiente.

Resulta entonces que la forma es resistencia consciente o voluntaria a la liberación inconsciente de energía que se plasma en el movimiento y el espacio es una resistencia externa a la liberación consciente de energía que se plasma en los diferentes trazos.

La escritura es una acción en la que se ejerce o aplican una fuerza de impulso, que también llamamos fuerza de progresión, una fuerza de inscripción que deja plasmada la acción gráfica en el papel o soporte, y una fuerza de prensión que se ejerce sobre el útil escritural. Esta última es la única que puede no estar si estamos escribiendo directamente con el dedo sobre plataformas digitales.

La Tridimensionalidad del espacio gráfico

La fuerza de progresión puede dirigirse en dirección vertical y/o en dirección horizontal. Es así que tenemos la tridimensionalidad en el papel cómo la tenemos en el mundo cuando nos movemos, espacio vertical, espacio horizontal y profundidad.

Leyes de la física – La mecánica clásica – La tercera ley de Newton

Por la tercera ley de Newton, toda fuerza presenta una fuerza de igual magnitud en sentido opuesto.

Por lo que a cada una de las 3 fuerzas que mencionamos corresponde una fuerza de igual magnitud en sentido opuesto.

Fuerza de progresión

Si la fuerza de progresión tiene sentido hacia la derecha, habrá una fuerza en sentido opuesto que se resiste, es decir hacia la izquierda.

Esta fuerza de progresión o de impulso estará presente cada vez que mueva la mano, por lo que participará en la escritura por momentos con fuerza de inscripción y por momentos sin ella.

Fuerza de inscripción

La fuerza de inscripción es la fuerza ejercida hacia el papel o soporte y la resistencia es la del propio soporte tira hacia arriba con la misma fuerza con que se ejerce la inscripción.

La fuerza de inscripción está siempre balanceada, esto es, son fuerzas que se anulan con el soporte. Ojo, el papel no es el soporte, sino el receptor de la fuerza ejercida. El papel se encuentra en el medio de las fuerzas. 

Resistencia a la fuerza de progresión

La resistencia a la fuerza de progresión no puede verse tan fácilmente cómo la fuerza de inscripción, y esto por cuanto que la resistencia principal es interna, la tendencia natural del sujeto a permanecer en reposo, recordemos la primera ley de Newton que deriva del postulado de Galileo Galilei “Todo cuerpo preserva su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él”.

La persona, para mover su mano, necesita perturbar su estado de reposo natural para hacer mover su mano en dirección deseada.

El centro gravitacional de la acción gráfica

De aquí se desprende que, el impulso que mueve la mano, la fuerza de progresión se ejerce por voluntad del sujeto, es la fuerza de voluntad y esa fuerza de voluntad, tiene por resistencia el propio centro gravitatorio del sujeto.

Sí, el centro gravitatorio del sujeto. El sujeto, por tener un cuerpo, tiene su propia fuerza gravitatoria pues curva con relación a su dimensión y sus movimientos (en este caso el de su mano) el espacio tiempo a su alrededor, alterando su perspectiva.

Este centro varía al cambiar la forma y posición en que tomamos el útil y ubicamos el soporte.

En caso de escritura horizontal, el centro gravitacional suele ubicarse un poco por detrás de la punta del útil, hacia la apoyatura de la mano sobre el soporte.

Si la escritura se produce en un soporte vertical, el centro gravitacional se acerca al eje del útil.

Tal vez por esto la escritura en soporte vertical suele reproducirse con inclinación vertical.

Surge de aquí pues, que el impulso del movimiento es impulso de la voluntad recibiendo cómo resistencia su estado de reposo que tira hacia su centro.

Ahora bien, según nos dice la mencionada ley, una vez que la mano se mueve, puede adquirir inercia, movimiento rectilíneo uniforme (MRU), o alterarse, por fuerzas impresas sobre él; y sabemos que no se trata de MRU.

La fuerza impresa sobre ese movimiento ya iniciado vuelve a ser la propia voluntad del sujeto, que desbalancea el movimiento para frenarlo y/o redireccionarlo. Por lo que todo freno o cambio de dirección es participación de la fuerza de voluntad para corregir el movimiento de inercia.

Categoría: Dimensión

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